En ese universo, las leyes son "formulaciones
matemáticas impresas en los senderos positrónicos del cerebro" de los
robots (lo que hoy llamaríamos ROM). Aparecidas por primera vez en el relato Runaround (1942), establecen lo siguiente:
- Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Asimov atribuye las tres Leyes a John W. Campbell, que las habría redactado durante una conversación sostenida el 23 de diciembre de 1940.
Sin embargo, Campbell sostiene que Asimov ya las tenía pensadas, y que
simplemente las expresaron entre los dos de una manera más formal.
Las tres leyes aparecen en un gran número de
historias de Asimov, ya que aparecen en toda su serie de los robots, así
como en varias historias relacionadas, y la serie de novelas
protagonizadas por Lucky Starr.
También han sido utilizadas por otros autores cuando han trabajado en
el universo de ficción de Asimov, y son frecuentes las referencias a
ellas en otras obras, tanto de ciencia ficción como de otros géneros.
¿Cual es el proposito?
Estas leyes surgen como medida de protección para los
seres humanos. Según el propio Asimov, la concepción de las leyes de la
robótica quería contrarrestar un supuesto "complejo de Frankenstein",
es decir, un temor que el ser humano desarrollaría frente a unas
máquinas que hipotéticamente pudieran rebelarse y alzarse contra sus
creadores. De intentar siquiera desobedecer una de las leyes, el cerebro
positrónico del robot resultaría dañado irreversiblemente y el robot
moriría. A un primer nivel no presenta ningún problema dotar a los
robots con tales leyes, a fin de cuentas, son máquinas creadas por el
hombre para su servicio. La complejidad reside en que el robot pueda
distinguir cuáles son todas las situaciones que abarcan las tres leyes, o
sea poder deducirlas en el momento. Por ejemplo saber en determinada
situación si una persona está corriendo daño o no, y deducir cuál es la
fuente del daño.
Las tres leyes de la robótica representan el código moral del robot. Un robot va a actuar siempre bajo los imperativos de sus
tres leyes. Para todos los efectos, un robot se comportará como un ser
moralmente correcto.
Asimov crea un universo en el que los robots son
parte fundamental a lo largo de diez mil años de historia humana, y
siguen teniendo un papel determinante por diez mil años más. Es lógico
pensar que el nivel de desarrollo de los robots variaría con el tiempo,
incrementándose su nivel de complejidad cada vez más.
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